¿Y si eso que estás haciendo para conseguir lo que quieres, es lo que te impide que lo consigas?
Necesitas establecer vínculos humanos para vivir. Pero perseguir esos vínculos es precisamente lo que impide que los consigas. ¿No es paradójico?
Cuando persigues esos vínculos, ¿te sientes bien? Normalmente, para hacerlo, intentas amoldarte a lo que crees que los demás querrán. Tu criterio no es hacer lo que tú quieres hacer, sino lo que crees que los demás quieren que hagas. A menudo te censuras, te cambias, dejas de decir o hacer lo que te gustaría. Dejas de ser natural, te pones trabas. Es como querer avanzar por un camino lleno de zarzas, que te frenan. Estás presionándote, esforzándote, haciendo algo que te causa disgusto, con la esperanza de encontrar un premio al final que compense el esfuerzo.
Pero jamás compensa, porque, aunque lo consiguieras, has dejado de ser tú mismo, y eso te causa insatisfacción. Es desagradable hacerlo, y además tú quieres que los demás te amen por quién eres, no por lo que finges ser.
Así que aquí hay un orden:
Necesitas establecer vínculos. Pero necesitas más ser libre. Decir, hacer y ser lo que tu quieras.
Decir que necesitas algo es decir que requieres de algo para vivir. Si puedes vivir sin ello, no lo necesitas.
“No necesitas establecer vínculos siendo alguien que no eres, y sintiéndote mal por ello. Eso te hace infeliz, así que no te ayuda a vivir. Y no necesitas algo no te ayuda a vivir.
Lo que sí te ayuda a vivir, es establecer vínculos con quien acepte y ame lo que tú naturalmente eres. Eso sí lo necesitas. “
Hay un truco en todo esto, un orden a seguir. Nunca me gustaron mucho las mates, pero ahora verás.
La prioridad es que tú estés a gusto contigo mismo. Que seas tú, que te gustes a ti, mantenerte auténtico y natural. Esto es innegociable.
Mantienes eso y entonces te relacionas con los demás. Va a haber mucha gente a la que no le gustes, pero mucha otra a la que sí. Estupendo, porque tú quieres estar con quien te ama por quién eres, no con quien no. Así ganas dos cosas: te sientes bien contigo mismo, y el vínculo con gente afín.
1 + 1 = 2
Si intentas gustar a los demás, no te gustas a ti. Aunque consiguieras a los demás, no te tendrías a ti, y como el orden esta invertido, no valdría la pena lo que has obtenido si te has perdido a ti mismo por el camino. Esa ganancia se convierte en ninguna.
1 – 1 = 0
Pero, para colmo, si hicieras eso, tampoco podrías tener a los demás. Te aseguro que, si vives intentando gustar a los demás, no habrá nadie a quien gustes. Aquí no hay ninguna ganancia. Era cero desde el principio.
0 + 0 = 0
El único camino es establecer como la prioridad, SIEMPRE, gustarte a ti, ser fiel a ti mismo, natural y auténtico. Si a nadie en la sala le gusta, por lo menos estás a gusto contigo mismo. Ganas.
1 + 0 = 1
Pero lo fuerte es que esto no concluye así. Cuando comienzas a vivir de este modo, comienzas a gustar a mucha más gente que hasta entonces. Cuando dejas de perseguirlos, llegan.
1 + 1 = 2
Y si realmente no gustas a nadie, trabaja en ti. Si todo el mundo te está diciendo lo mismo, por lo menos escucha y considera que puedes estar equivocado. Ten la valentía de reconocer tus carencias y resuelve tus asuntos. Porque si no gustas a nadie por como eres, esa forma de ser te está dañando a ti también el primero. Cámbialo, sé feliz. Y cuando seas feliz, contigo y sin necesitar a los demás, la gente te amará.
Pero recuerda cuál es el orden adecuado. Y que solo funciona si se hace de forma honesta. Sé feliz por ti, no para obtener después el amor de nadie. Porque si lo haces por eso, jamás serás realmente feliz, ni tampoco obtendrás lo que quieres de la gente.
Es renunciar a la NECESIDAD de esos vínculos. Te puede parecer una afirmación problemática. Pero si dejas de necesitarlos (que no desearlos), todo está bien, porque ya no sufres por ello. Solo te necesitas a ti, y eso puedes dártelo. Lo demás, si llega, genial; y si no, estás bien igualmente.
Y, en definitiva, llevar esto a la práctica, no significa aislarse. Si quieres relacionarte con la gente, hazlo, porque eso si puedes dártelo tú. Diviértete. Di, haz, sé lo que quieras. Y hasta aquí. Se trata de que lo que hagas sea sin segundas intenciones, no por obtener nada de nadie, ni perseguir su amor. Si no que tu intención sea siempre hacer lo que puedes hacer para estar bien contigo mismo y ser feliz. En este caso, se resume en disfrutar.
El resto, en realidad, va solo.
Pruébalo. Si llevas mucho tiempo actuando de otro modo, igual no te sale a la primera. No te castigues por ello, no te tortures. Estás aprendiendo, te estás entrenando. No vas a terminar una maratón cuando no has corrido un km en tu vida.
Pero recuérdate esto cada vez. Recuerda cuál es tu intención, cuál tu prioridad. Dirige tus pensamientos y tus acciones con tu consciencia y tu voluntad. Tú puedes gobernarte a ti mismo. Y cada vez te saldrá mejor. Irás adquiriendo un nuevo hábito, sustituyendo al anterior.
Comenzarás a ser la persona que quieres ser.




