Mi vida comenzó a girar en torno a mis miedos y rituales. Me sentía atrapado en mi cabeza, y estaba agotado de luchar.
A esa edad, jamás había necesitado considerar que existía algo como “la salud mental”. No sabía lo que era un trastorno mental, ni tenía presente que existían personas que se dedicaban a tratarlos. Por fortuna, hoy en día se habla mucho más de esto, pero hace 10 años no se trataban estos asuntos del mismo modo. Ni en mi casa, ni en la escuela, ni desde las instituciones, se ponía demasiada atención al cuidado psicológico de las personas.
Así que, dentro de todo, yo tuve suerte; porque encontré ayuda más cerca de lo que es habitual.
Si como yo entonces, te sientes confuso, estás sufriendo, y aunque no sabes lo que te pasa eres consciente de que algo está ocurriendo en tu cabeza, respira un momento. Tranquilo. Vamos a tomárnoslo con calma.
Para eso estoy aquí, para toda la gente que está cayendo en ese pozo oscuro y no encuentra donde agarrarse. Quédate un poco más.
Con la poca lucidez que me quedaba decidí hablar con mi tía, que sabía que era psicóloga. Tenía una vaga idea de que se dedicaba a ayudar a gente que sufría por motivos mentales, pero no sabía muy bien en que consistía su trabajo. Se encargaba de ayudar a los…¿locos?
Me asustaba hablar con ella y reconocerme como uno de esos locos. Pero lo estaba pasando tan mal, que la desesperación pudo más. El dolor me salvó.
Recuerdo llamarla y contarle como pude lo que me estaba pasando. Me escuchó atentamente, y al terminar, me habló con serenidad. No parecía preocupada, cuando yo sentía que el mundo se estaba desmoronando.
Lo primero que me dijo es que podía quedarme tranquilo, que no me estaba volviendo loco, y que lo que me ocurría a mi le pasaba a mucha más gente.
¿Y dónde están? Yo no los veía. ¿Pero no intentaba yo también esconder eso a ojos de los demás? Al final del día, todos tenemos nuestras cosas.
Me habló del TOC, del trastorno obsesivo-compulsivo. Y aunque hacía falta explorar mi situación con más detalle, tiempo y calma; todo lo que yo estaba manifestando encajaba en un cuadro de ese tipo.
El TOC, un trastorno mental, un desorden de ansiedad. Hay mil etiquetas para eso. Parece una lápida que ponen sobre tu cabeza y con la que deberás cargar en adelante. Es necesario considerar esto, porque en realidad no lo es, pero hay que explicarlo bien. Hablaremos de esto más adelante.
Pero lo que es crucial entender es que un diagnóstico significa que hay conocimiento suficiente sobre lo que te ocurre como para ponerle nombre. Y todo ese conocimiento incluye una enorme experiencia acumulada, tratando a otras personas que han vivido situaciones parecidas, y han salido adelante.
Lo más importante de todo esto: hay solución a tu problema. No es para siempre, no estás condenado.
Esto te lo digo como psicólogo, porque me he formado y he tratado con gente, y he visto que siempre hay una salida.
Pero sobre todo te lo digo como humano, uno que ha pasado por todo esto, y mucho más. Y aquí es mi corazón el que habla.
Porque he vivido lo que tu vives, y entiendo el sufrimiento y la desesperación por librarte de él.
La frustración de no saber cómo hacerlo y preguntarse, ¿porque a mí?
Darte cuenta de que el enemigo es tu propia cabeza, y la culpa que se siente por ello.
La incertidumbre y el miedo de tener que enfrentarte a algo que no conoces, y la soledad de no entender que mierdas te ocurre y no poder hablarlo con nadie a tu alrededor que te entienda.
Durante muchos años deseaba fervientemente encontrar a quien me entendiera de verdad y pudiera ayudarme a liberarme de ese sufrimiento. He tenido que andar un camino muy largo y encontrar mis propias respuestas. Estoy eternamente agradecido a las psicólogas que me han acompañado, y sin la terapia no sé si estaría donde estoy hoy. Pero la verdad es que nunca me terminé de sentir comprendido.
Estando en el fondo de uno de los pozos más oscuros de mi vida, nació en mí el deseo de convertirme yo en esa persona para alguien más, y poder ayudar desde la comprensión por haber vivido lo mismo. Puedo ofrecer lo que he aprendido y que sé que funciona, porque me ha funcionado a mí.
Y aunque cada persona es diferente y cada caso único, lo cierto es que los mecanismos que operan dentro de nosotros son esencialmente los mismos.
Es por esto por lo que estoy aquí ahora. Para mí es personal que, si tú que estás escuchando esto lo estás pasando mal, decides quedarte a escuchar, te sirva lo que oigas y puedas, pasito a pasito, ir saliendo de tu propio pozo.
Hay salida y solución a tu problema. Los trastornos mentales no son una condena, se curan. Te aseguro que puedes dejar de sufrir, porque muchas otras personas como tú han recorrido este camino y hoy viven en paz. Y aunque pienses que quizás tu caso es diferente, que eres el más desgraciado de todos, déjame decirte que toda esa gente ha pensado lo mismo que tú en algún momento. Yo también. Pero aprenderás a no creer todo lo que suena en tu cabeza.
Te espera un futuro feliz por delante, date la oportunidad de construirlo.




